El presidente Trump tendrá una de las decisiones más importantes en relación a la política con Cuba en los próximos 6 meses. Esta decisión tendría efectos devastadores en la economía cubana si Trump decidiera no mantener lo que todos los pasados Presidentes han hecho en los últimos 20 años.
Nos referimos a una sección de la Ley Helms-Burton que permite a antiguos propietarios de bienes y propiedades comerciales expropiados por el gobierno de Cuba a demandar a las empresas extranjeras que están trabajando e invirtiendo en esas posesiones confiscadas.
En su último mes en el cargo, el ex presidente Barack Obama prefirió lo que podría haber sido una de las primeras acciones del presidente Donald Trump en contra de Cuba, extendiendo la provisión por los próximos 6 meses, básicamente bloqueando a Donald Trump de cambiar la provisión por unos meses.
El ex presidente Bill Clinton firmó la Ley Helms-Burton en 1996, la cual, entre otras cosas, establece condiciones estrictas que Cuba debe cumplir antes de que se levante el embargo estadounidense contra la isla
Pero nadie ha presentado una demanda porque cada presidente de los Estados Unidos desde entonces ha suspendido sistemáticamente la disposición legal cada seis meses. El temor ha sido que dejar que se puedan presentar demandas alienaría a importantes socios comerciales como Canadá y los países de la UE cuyos ciudadanos han invertido en Cuba.
Los opositores sostienen que la sección III de Helms-Burton viola los tratados internacionales al tratar de castigar a las compañías extranjeras por negocios que conducen fuera de las fronteras de Estados Unidos.
El 4 de enero, el ex secretario de Estado John Kerry notificó al Congreso que Obama había suspendido la disposición legal por otros seis meses, a partir del 1 de febrero. El gobierno de Trump no podrá tomar medidas sobre la disposición hasta este verano, pero podría hacer otros cambios en la política de los Estados Unidos hacia Cuba.
la sección III de Helms-Burton fue diseñada para tener un efecto escalofriante sobre la inversión extranjera en Cuba. Si el presidente no ejerce una exención, permitiría la preparación de demandas judiciales en los tribunales federales de los Estados Unidos contra quienes usen, por ejemplo, propiedades de turismo, operaciones mineras o puertos marítimos donde existan reclamaciones anteriores.
Esto abriría miles de demandas contra empresas de todo el mundo que actualmente están trabajando e invirtiendo en Cuba. Lo que significa que para evitar problemas legales la mayoría de las empresas evitarían hacer negocios con Cuba, por lo que hundiría la economía cubana a niveles nunca antes vistos.
También existe el temor de que al permitir esto podría dañar las relaciones entre los Estados Unidos y otros países que actualmente están trabajando con Cuba.
Un ejemplo sería los cruceros de pasajeros y los buques de carga que podrían evitar atracar y descargar por temor a costosos y duraderos procedimientos legales.
Por ahora, la administración de Trump dice que está revisando la política cubana actual, pero en seis meses Donald Trump tomara una decisión importante que podría impactar la economía cubana de una gran manera.